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El Banco Central y el Ministerio de Cultural han firmado un acuerdo para realizar la Encuesta Nacional de Consumo Cultural, un estudio encaminado a aportar datos para diseñar políticas públicas que mejoren la oferta y el consumo de ese importante sector.

No hay datos recientes, cuantitativos y cualitativos, de los hábitos culturales de la población y sus aportes, aunque durante la firma del convenio el gobernador del Banco Central, Héctor Valdez Albizu, adelantó: “El consumo en bienes y servicios culturales en los últimos cuatro años ha crecido al mismo ritmo que el producto interno bruto”.

El convenio entre el BC y Cultura pretende mejorar la oferta de cultura y su consumo, visibilizar el aporte económico y dar una mayor proyección a la “industria cultural” y de la creación en República Dominicana.

El BC asume la definición del marco metodológico, el diseño del muestreo y actualización cartográfica, capacitación y contratación de personal, mientras que Cultura cubrirá con RD$2.3 millones los gastos operativos del trabajo de campo. La fecha límite para la obtención de resultados es el 31 de diciembre de 2024.

Un país con una oferta turística tan variada como la que tenemos, tiene que darle a la cultura un papel preponderante en su administración, como una forma de resguardar –entre otros intangibles- la identidad que muestra a los visitantes y al mundo.

Existe una ley de cine y una ley de mecenazgo, contamos con una feria del libro que, si bien exhibe algunas mejoras, no termina de consolidarse como evento cultural porque se usaba más como motor de propaganda de diferentes dependencias del Estado, y tampoco tiene una fecha fija ni cuenta con un predio exclusivo.

Si además del turismo de sol y playas se pretende también fomentar el turismo de eventos y de salud, sobran razones para diseñar una política cultural intensiva, con inversión estatal y que incorpore a la oferta desde la gastronomía vernácula hasta un circuito de exposiciones pictóricas, música e incluso nuestro propio teatro y la literatura nacional, por solo citar unos pocos ejemplos.

De ahí que celebramos la realización de esta encuesta que, ojalá, abarque todas estas cuestiones y cuyos resultados lleven a cuantificar el aporte económico de la cultura a las arcas públicas y a mejorar significativamente la gestión cultural. Se beneficiarían los artistas y los gestores, pero también ganaría el público consumidor y el país en su totalidad.

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