La de hoy es una fecha gloriosa para el movimiento obrero mundial: Día Internacional del Trabajador, pero que en República Dominicana ha perdido significación y solo alcanza para tímidos actos de sindicatos sin sustancia real entre los asalariados, además de que se ve desnaturalizado este año por ser laborable debido a una ley que traslada el feriado para el lunes 5.
Pierde brillo también en el país el primero de mayo, porque es ínfima la cantidad de trabajadores sindicalizados mientras el mayor empleador, el Estado, lo prohíbe.
Afecta también, lo que se yergue como una gran conspiración contra la organización sindical en estos nuevos tiempos: la economía de servicio, el desarrollo de la tecnología, el teletrabajo, la proliferación de la informalidad y otros modelos de la organización de las empresas.
En el papel, en el país está consagrada la libertad sindical, pero en los hechos es discutible, aunque la garantiza el Código Laboral y somos signatarios de convenios (87 y 98) de la Organización Internacional del Trabajo.
El trabajador no tiene el libre albedrío de asociarse dentro de las empresas, con todo y que nuestra Constitución (artículos 47 y 68) establece la libertad de asociación.
Incluso, el obrero carece de representación real y autorizada; hay “centrales sindicales” que inciden en la agenda nacional y se autoerigen en “dirigentes” de los trabajadores, pero su mayor actividad es en reuniones de instituciones y sus consejos directivos, en los que juegan roles de funcionarios o burócratas.
La fecha es ideal para abogar por que se avance de manera seria y significativa en la modificación del Código Laboral de 1992, que dicha reforma no merme derechos adquiridos y que sume otros que dictan los nuevos tiempos.
Misma petición en lo concerniente a los tan “manoseados” y postergados cambios a la ley de Seguridad Social (No. 87-01), que precisa de ser mejorada y modernizada para que responda, conservando la esencia de su sostenible y accesibilidad, a las exigencias y demandas de la época en que vivimos.
Así recibe el trabajador dominicano este primero de mayo, en lucha permanente para que se le considere sujeto de derecho, y no un número más en el proceso de producción.