“Voy a perder la mañana entre el gimnasio y la cita en el dentista”: “No hija, tú ya ganaste, porque inviertes tiempo en ti”, respondió mi mamá, Josefa Ceballos, ante mi comentario. Y como siempre, en cada conversación, ella me deja una reflexión sabia. No hay días perdidos, sino ganados, especialmente cuando te dedicas tiempo. Ya sea en el salón, en la peluquería, en un masaje o en la playa, cada actividad que nos brinda bienestar y cuidado es un regalo para nuestro cuerpo y mente. Ejercitarse, preparar tu comida favorita, ir al cine o simplemente descansar también son momentos de calidad. Esos días no son perdidos son ganados, porque nos permiten renovarnos y seguir adelante con más energía y paz.