La Penn/Stagwell trae un dato a asimilar: “El 89% de los que vieron el debate presidencial dijeron que no variarán su voto”. Eso recuerda la reflexión de Richard Nixon sobre el tramo final de la campaña que perdió de Kennedy en 1960: “Cuanto hagan o digan los candidatos sólo logra confirmar la opinión previamente formada”. Esto induce a pensar que a los debates no se acude a captar nuevos votantes. A propósito de Nixon (y por el griterío que se espera el 19 de mayo), en su libro Seis Crisis cita el consejo de un amigo: “Cuando se pierde hay que enfadarse terriblemente. Pero lo que distingue al buen perdedor es que hace recaer el enfado sobre sí mismo, no contra sus compañeros o contra sus victoriosos opositores”.

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